Si estás leyendo esto quizás sea porque tienes dolor en alguna región de tu cuerpo y quieras ponerle solución. Si es así, lo primero y más importante que hay que identificar es qué estructura está provocando el dolor, y por qué. Dicho así parece sencillo, sin embargo, este paso resulta el más complicado de todo tu proceso de curación y, al mismo tiemp,o es la principal condición para elegir un tratamiento efectivo.
El dolor es la herramienta que tiene nuestro organismo para avisarnos de una alteración en una estructura anatómica de nuestro cuerpo. Nuestra anatomía se compone de diferentes tejidos y cuando en una región existe una alteración de uno o varios de estos tejidos comienza a emitirse la señal de dolor.
La sensación de dolor la producen unas fibras nerviosas pequeñas que se encargan de transportarla desde la región alterada de nuestro cuerpo hasta el cerebro. Son las más pequeñas que tenemos y se extienden por toda nuestra anatomía, tanto profunda como superficial. Esto genera una inmensa red microscópica que puede alertar, "creando y enviando dolor" de cualquier alteración que sufra una región del organismo.
Si solo fuera así sería relativamente sencillo, pero nuestro cuerpo es capaz, en los tejidos alterados, de crear nuevas fibras nerviosas especializadas en dolor. Estas fibras también pueden alterarse y comenzar a enviar señal de dolor de forma continua y descontrolada a nuestro cerebro.
El desgarro muscular se puede clasificar por grados, según la cantidad de fibras afectadas:
PRIMER GRADO: se trata de las lesiones musculares de algunas fibras y se caracteriza por la presencia de dolor solamente en la fase de contracción del músculo. Dura aproximadamente una semana y no requiere ningún tratamiento.
SEGUNDO GRADO: también en este caso la lesión afecta solo a algunas fibras pero se caracteriza por la aparición de un hematoma y el dolor aumenta progresivamente cada día. Se necesita un diagnóstico detallado para localizar la lesión y definir los tiempos de recuperación.
TERCER GRADO: es la condición más grave ya que presenta la ruptura de todas las fibras musculares. Esta etapa se caracteriza por síntomas de impotencia, dolor agudo y hematoma. Es conveniente realizar un seguimiento médico y aplicar terapias específicas.
Según su gravedad, las lesiones musculares pueden presentar los siguientes síntomas:
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